En un abrir y cerrar de ojos, entre ajetreo y ajetreo
ha pasado una semana más de este trimestre en curso. Es increíble lo rápido que
pasa el tiempo cuando vives tu vida por semanas. Como es de esperarse entre
trabajos, amanecidas, calificaciones y más, las anécdotas semanales se fueron acumulando.
No sé si había comentado que formo parte del coro de
mi universidad. Sucede que durante todo el trimestre nos habíamos estado
preparando para el concierto que fue llevado a cabo el pasado jueves 19 de septiembre
de 2013 en el auditorio de la universidad. Fue un concierto en honor a Juan
Luis Guerra quien, para hacer más perfecto todo el evento, es mi cantante favorito.
El homenaje a su persona se debe a que es un símbolo de orgullo dominicano. Aquí
hay una pequeña parte de nuestra presentación.
Debido al concierto mi afición por el cantante aumento
en grandes cantidades. Tanto creció la misma que me encontré bailando “El
Farolito” para evitar quedarme dormida mientras me amanecía haciendo un trabajo
de una materia. Admito que fue muy
efectivo, desde entonces hago todas mis tareas con un playlist de Juan Luis y
hago mejor los trabajos, ¡es magia!
Los preparativos para el concierto implicaron intensificar
mis habilidades de nerd visitando la universidad hasta el domingo. Eso sí, cada
segundo, minuto y hora de ensayo fue una inversión y su fruto se vio en la presentación.
Me siento muy feliz de formar parte de un grupo que es una familia, una vivida representación
de una familia grande, donde siempre está ocurriendo algo nuevo. El coro para mí
es un lugar donde vaciamos el estrés mientras aprendemos cosas nuevas. Cosas que
no se limitan solo a cantar, sino que también nos enseñan a relacionarnos unos
con otros y a vivir en hermandad.
El director del coro es un hombre ejemplar. Realmente cumple
su rol de padre de familia (de nuestra familia coral), tal cual debe de ser. Se
preocupa por nosotros, nos escucha, nos hace reír, nos enseña, corrige y nos da
lecciones que van más allá del canto. Lo más hermoso de todo es que tiene la
habilidad de hacer cantar aun a las personas que no cantan y terminan cantando
lindo. Su política de que “el arte es para todos y no se limita solo a un grupo
de personas” fue quien me permitió unirme al grupo sin miedo y gracias a eso encontré
una familia. La familia más loca del universo, pero la familia en la que encajo
por el hecho de ser quien soy, una familia que con su locura llena de alegría mi
alma y me recarga las energías. Eso es el coro para mí.
Ahora sin más ni más, me voy al son de “Si tú te vas”
de Juan Luis a seguir con mis tareas.
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