Sunday, September 29, 2013

Una semana mas... o menos

Así que otra semana más, mejor dicho una semana menos. Un poco más cerca de mis necesarias vacaciones.

Estas últimas semanas han estado caracterizadas por muy poco sueño, cosa que tiene un poco resentido y engreído a mi cuerpo, quien no acaba de entender que por más cansado que esté quedan muchas cosas por hacer. Debido a esto, mi cerebro me ha estado aplicando distintas jugadas  para prevenirme trabajar. En otras palabras se han agudizado y perfeccionado mis habilidades de postergación. Ha sido todo un atrevido, desde no escuchar alarmas hasta inventarse toda una táctica de limpieza del hogar. Debo admitirlo, mis habilidades de creación de excusas para no estudiar han crecido. Ahora mismo lo que quisiera es dormir, dormir, dormir, dormir y dormir.

Mi rostro posee un nuevo atuendo. Es profundo y a veces se encuentra ennegrecido. Mientras menos duermo, más acentuado se hace y por más que quisiera no me luce ni me ayuda en clase. Lo más triste de todo es que me costó muchísimo y aun hoy me sigue costando, su precio no se recupera y por más llamativa que parezca su descripción no hay mujer que quiera poseer dicho atuendo en ninguna parte de su ser. Si, mi nuevo atuendo es un lindo par de ojeras que en los peores días se reviste con oscuro charol para no pasar desapercibido. Su precio han sido las noches en vela, aun sabiendo que el sueño no se recupera.


Así es la vida universitaria, inviertes sueño, trabajo arduo y todo tu empeño por forjar un futuro en el cual recuperas todas las noches en vela y en el cual es apreciado tu esfuerzo. Creo fielmente que mi esfuerzo valdrá la pena, por lo cual debo vencerle a mi cuerpo la batalla de la vagancia y postergación excesiva. 

Me retiro, libros esperan mi llegada, aplauden mi esfuerzo y compartirán conmigo esta velada en apoyo al éxito académico. Animo, ánimo, ánimo XD

Sunday, September 22, 2013

Séptima; semana de hermosa locura

En un abrir y cerrar de ojos, entre ajetreo y ajetreo ha pasado una semana más de este trimestre en curso. Es increíble lo rápido que pasa el tiempo cuando vives tu vida por semanas. Como es de esperarse entre trabajos, amanecidas, calificaciones y más, las anécdotas semanales se  fueron acumulando. 

No sé si había comentado que formo parte del coro de mi universidad. Sucede que durante todo el trimestre nos habíamos estado preparando para el concierto que fue llevado a cabo el pasado jueves 19 de septiembre de 2013 en el auditorio de la universidad. Fue un concierto en honor a Juan Luis Guerra quien, para hacer más perfecto todo el evento, es mi cantante favorito. El homenaje a su persona se debe a que es un símbolo de orgullo dominicano. Aquí hay una pequeña parte de nuestra presentación. 

Debido al concierto mi afición por el cantante aumento en grandes cantidades. Tanto creció la misma que me encontré bailando “El Farolito” para evitar quedarme dormida mientras me amanecía haciendo un trabajo de una materia. Admito  que fue muy efectivo, desde entonces hago todas mis tareas con un playlist de Juan Luis y hago mejor los trabajos, ¡es magia!
Los preparativos para el concierto implicaron intensificar mis habilidades de nerd visitando la universidad hasta el domingo. Eso sí, cada segundo, minuto y hora de ensayo fue una inversión y su fruto se vio en la presentación. Me siento muy feliz de formar parte de un grupo que es una familia, una vivida representación de una familia grande, donde siempre está ocurriendo algo nuevo. El coro para mí es un lugar donde vaciamos el estrés mientras aprendemos cosas nuevas. Cosas que no se limitan solo a cantar, sino que también nos enseñan a relacionarnos unos con otros y a vivir en hermandad.

El director del coro es un hombre ejemplar. Realmente cumple su rol de padre de familia (de nuestra familia coral), tal cual debe de ser. Se preocupa por nosotros, nos escucha, nos hace reír, nos enseña, corrige y nos da lecciones que van más allá del canto. Lo más hermoso de todo es que tiene la habilidad de hacer cantar aun a las personas que no cantan y terminan cantando lindo. Su política de que “el arte es para todos y no se limita solo a un grupo de personas” fue quien me permitió unirme al grupo sin miedo y gracias a eso encontré una familia. La familia más loca del universo, pero la familia en la que encajo por el hecho de ser quien soy, una familia que con su locura llena de alegría mi alma y me recarga las energías. Eso es el coro para mí.

Ahora sin más ni más, me voy al son de “Si tú te vas” de Juan Luis a seguir con mis tareas.

Sunday, September 15, 2013

La sexta

Luego de varias semanas ausentes, producto del exceso de trabajo y falta de tiempo, las anécdotas universitarias se han duplicado más. Para hacer un lindo y hermoso resumen comencemos por el inicio de esta semana, mejor conocida como:
La Sexta
Debo aclarar que el inicio de esta semana estuvo iluminado por la belleza de mi cumpleaños. Esta belleza sirvió, o quizás no, de amortiguador para la pesada semana que me esperaba. Por primera vez en mi vida pasé mi cumpleaños haciendo tarea y estudiando para un examen para el día después de mi cumple. Eso sí, gracias a las maravillosas amistades que tengo mi día estuvo lleno de sorpresas y alegría. Aun con todo lo que tuve que hacer, las constantes felicitaciones de mis amigos no permitieron que mi estado de ánimo disminuyera.

El sacrificio del día de mi cumpleaños de estar estudiando tristemente no valió de nada y me di la quemada más grande de mi vida en el examen por el cual me maté estudiando. Altas y bajas de la vida… debido a esa achicharrada ya estoy estudiando para el siguiente examen, gracias. Creo que más que una perdida (sin contar los puntos perdidos claro) el fallar en ese examen me enseñó una lección y me dio herramientas en cierta manera para no caer en lo mismo otro día.

Ahora bien, la sexta no estuvo llena solo de tristezas, estuvo caracterizada en lo personal por descubrir un nuevo hallazgo sobre el conocido ya Síndrome del Ingeniero. Las previas 2 semanas a  esta estuve compartiendo mi hora de almuerzo con un interesante grupo de ingenieros. Los “descubrí” por casualidad y gracias a ello entendí porque los ingenieros en sistema y software son invisibles, todos se encuentran juntos en lo que llamaré: La sede de la Felicidad.

En lo que llevo de inteciana, nunca había visto a tantos estudiantes juntos y felices en el campus de la universidad. Debo admitir que su alegría es contagiosa y esto da paso al hallazgo que encontré… El síndrome es contagioso, MUY contagioso. Increíble, pero ciertamente me encontré en varias ocasiones en la biblioteca con mi voceómetro por encima de 10 y cuidado si por encima de 15. Cuando mi mejor amiga me dice: “Shh! ¡Baja la voz! Estas gritando” dije: “¡Oh rayos! ¡Estoy contagiada!”.  Así que si, es contagioso, silencioso y verdaderamente provoca felicidad. He descubierto muchísimas cosas de los ingenieros que me hace pensar que ellos son mucho más que simples seres humanos con anomalías voceométricas.

Alejándonos un poco de los ingenieros, volvamos a mi área. La semana pasada me di cuenta de un “síndrome” que poseemos los estudiantes de medicina. Cuando fui a comprar un plato de frutas al frutero, valiendo la redundancia, me encontré con 2 compañeros y amigos los cuales se encontraban en las mismas que yo, comprando fruta. Nos pusimos a hablar y a relajar un poco para botar el estrés en lo que nos preparaban nuestro plato. Cuando le entregan sus platos ellos deciden esperar a que me entreguen el mío. Había pedido que le pusieran mango al mío, así que el frutero buscó uno entre los que se encontraban en las cajas de fruta. Cuando lo levanta, notamos que un pedazo del mismo se encontraba negro y abultado. Lo cómico del asunto fue que lo primero que se me ocurrió decir fue: “¡Válgame! Ese pobre mango tiene cáncer, ¿no le ves el melanoma?”, obviamente estaba relajando haciendo el chiste más nerd de mi vida, lo peor fue que mis compañeros entendieron el chiste y nos reímos como una gran partida de bobos. Fue ahí donde me di cuenta de que se nos había subido la Biología a la cabeza.

Por ahora eso es todo, bueno casi pero tengo que irme. Me esperan por terminar 2 prácticas y un trabajo que entregar, todo para mañana.


Solo faltan 5 semanas más para tener 2 semanas de paz. Vacaciones, ¡lleguen ya!